Nuestra visita al Wine Tour con Zuccardi

(*) Por Roberto Colmenarejo

El jueves pasado (20 de octubre) estuvimos en el Wine Tour del Hotel Sheraton. En esta oportunidad, la bodega invitada fue Familia Zuccardi, que presentó productos de sus gamas más altas.

El Wine Tour es un verdadero evento social en Córdoba, donde se reúnen más de cien enófilos todos los meses -desde hace ya varios años- para disfrutar de la buena mesa, los buenos vinos y los buenos amigos (que más se puede pedir, ¿no?).
 
La cocina del Hotel -a cargo del chef ejecutivo Luis Salguero– se destaca siempre con la propuesta gastronómica, presentando platos innovadoras que hacen de excelente contrapunto para los vinos allí presentados.

Con la premisa de “descubrir un mundo de sabores es mejor cuando se comparte”, pasamos una entretenida velada con Silvina Carranza (sommelier de la bodega) y todo el equipo de vendedores de las vinotecas “La 14” (empresa que distribuye los vinos en Córdoba).

La recepción comenzó apenas ingresamos al salón, con unos aperitivos en forma de “mini delicatessen saladas”; todas muy creativas y sabrosas (espectaculares la mini-fondue con brócolis y las bruschetas de morcilla, huevo de codorniz frito y espárragos).  Para acompañar estos bocadillos se sirvió el Malamado Extra Dry 2008 ($75), un excelente vino blanco fortificado (casi 19% de alcohol) que -lamentablemente- tiene muy poca difusión en nuestro medio. Este vino acompañó muy bien los appetizer, pues -a pesar de su potencia e intensidad- enalteció del sabor de los alimentos.

Al sentarnos, nos esperaba un platito de panes caseros al que no pudimos resistirnos (a pesar de que el protocolo diga que este no debe comerse hasta empezar con la cena). Ya en la mesa, el primer tiempo fue un “tiradito mixto con sopa paraguaya”, servido con el “Q” Chardonnay 2008 ($95). El vino es un atractivo blanco fermentado en barricas; de aromas melosos y boca muy untuosa con el toque justo de madera. Si bien la combinación fue agradable, me parece que el vino fue mucho más y tapó un poco los sutiles sabores del plato servido.   

La cena continuó con un “blanco de ave y pateé de la campiña”, servido con el “Q” Tempranillo 2007 ($120). Este vino es uno de los íconos de la bodega ya que fue su primer producto de alta gama.  Es un tinto verdaderamente seductor en nariz, con aromas frutados y suaves notas de crianza. En la boca tiene un paso ágil, taninos dóciles y larga persistencia. Aquí el maridaje funcionó a la perfección, pues los sabores delicados del pollo y el paté fueron acompañados respetuosamente por el delicado vino.

El tercer tiempo fue una “bondiola crocante con puré de manzanas asadas y chutney de vegetales”, servido junto al “Q” Cabernet Sauvignon 2007 ($120). Este vino es un gran exponente de la variedad, elaborado con uvas del Valle de Uco. Es un tinto de excelente tipicidad varietal; con una nariz sumamente fresca y especiada (habitual en los vinos de zonas altas) y una boca sabrosa, de estructura tánica moderada. El maridaje fue correcto, pues tanto el cerdo como el chutney tenían sabores intensos que el vino supo acompañar apropiadamente.

Finalmente, el postre fue un “chesse cake de pisco y frutas glaseadas”, servido junto al original Alma 4 Chardonnay Roble 2006. Este vino es un espumoso realmente diferente, ya que se elabora en base a un vino blanco fermentado en barricas de roble que luego es gasificado por el método tradicional (champenoise). El maridaje fue acertado en este caso, pues el postre no era muy dulce y acompañaba bien al espumoso.

Finalizada la cena, se realizaron sorteos de productos de la bodega entre los asistentes.

Verdaderamente fue una cena muy placentera, donde se disfrutaron vinos de gran  calidad en muy buena compañía. ¡Hasta la próxima copa!

(*)Sommelier y docente – [email protected]

Visitá la bodega Zuccardi haciendo clic acá.

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