Por Valentina Livolsi (*)
En Goulu, y citados por Circuito Gastronómico, un grupo de sommeliers, gastronómicos y comunicadores tuvimos el placer de degustar la línea “Los Enamorados” y “Tarot”.
A continuación, te cuento todo lo que probamos este pasado miércoles y un poco de la historia familiar.
Familia Zaina, los comienzos en Uco con los nonos Italo e Italia, entre vides y cerezos
Esta bodega experimental ya tiene 10 años produciendo, pero sin embargo, su historia se remonta a muchos, muchos años más atrás. Es que los Zaina han sido enólogos desde que pisaron Vista Flores hace 100 años, en Tunuyán, el centro geográfico del Valle de Uco.
Es hoy que toda la familia continúa produciendo, y cuando digo toda la familia me refiero a padres, hijos, primos aportando un poco de cada uno, un poco de cada cosa, un poco de lo que mejor saben hacer.
Federico Zaina, ingeniero agrónomo y enólogo de la bodega.
Tal es así que la familia Zaina, con cuatro generaciones de productores en su haber y con los enólogos Roberto y Tito en la elaboración, el ingeniero agrónomo Federico Zaina (a quien conocimos en Goulu) en producción, selección de cortes, “psicólogo del equipo”, lector de cartas de Tarot, intuitivo, inquieto, creativo –un todoterreno–, y el sommelier Juan Barceló a cargo de las visitas guiadas y la comunicación, lograron un equipo lleno de mixturas, un linaje de vinos centenarios marcados por una filosofía que defienden a pulmón y con todo el corazón: hacer vinos que gusten, que rompan con lo racional y hagan sentir, disfrutar de la copa. Buscan más allá en lo esotérico y también más acá, en lo humano, los encuentros y lo disfrutable de lo simple.
Si bien vendieron la bodega hace 30 años, se quedaron con la finca y el legado. El proyecto nació como algo experimental, de ensayo en 2014; produciendo en pequeñas vasijas una importante diversidad de varietales, entre ellos Malbec, Merlot, Tempranillo, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Tannat, Petit Verdot, Ancelotta, Refosco, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Gewürstraminer.
Desde 2017 abrieron al público un espacio de visitas, llamado Los Enamorados.
Actualmente cuentan con dos líneas, muy diferentes una de otra pero interesantísimas.
Línea Los Enamorados
Nace con la idea de hacer vinos placenteros, desde lo clásico pero con una mirada hacia el futuro, las nuevas tendencias de consumo. Son cortes de complementos, sorpresivos. Sin filtrar. Con muchísima personalidad.
Tempranillo / Merlot 2020: El Tempranillo de esta zona no es tan tánico (los suelos en Villa Seca son bien arenosos y profundos).
80% Tempranillo con unos 14 meses de paso por madera y 20% Merlot con paso por madera entre unos ocho y 10 meses.
De nariz un poco austera pero con las notas delicadas del Merlot que también da sedosidad en cuerpo. Fruta roja y negra, chocolate. Boca súper elegante y de largo final.
Malbec / Merlot 2020: Composición 50 y 50 % de cada varietal. Pasa en barricas de segundo y tercer uso, todo un año. De color rojo guinda intensísimo que me encantó.
Equilibrado, de taninos dulzones y prolijos, fruta envolvente y delicada. De paso ligero y elegante. Fue el corte original y se mantiene hasta el día de hoy. Este año, van por la edición número 10.
Cabernet Franc / Merlot: ¡Mamita querida la nariz de este corte! Una locura que me abrió el pecho y me tocó el corazón –no sé que tan claro queda que este fue mi favorito de la noche–.
Una combinación diferente, pero que funciona a la perfección. Pimiento verde, pirazinas delicadas que no incomodan. Grafito al final, delicado también. El mentol, qué bien. Fruta negra amalgamando todo eso, madurita luego de también 12 meses de barrica.
Petit Verdot: Mismo viñedo en Villa Seca pero dos añadas diferentes, 2019 y 2020.
Carácter, cuerpo medio pero queda latente durante varios minutos. Mucho fruto del bosque en nariz: frambuesas, arándanos, frutillas, cassis. Gustó mucho, su acidez es fresca y equilibrada.
Línea Tarot
La Línea Tarot, ya diferente a lo que veníamos probando, pensada como algo más conceptual, de culto. Cada etiqueta es un corte que puede o no ir variando con cada añada, dando como resultado vinos únicos y de los cuales se hacen pocas botellas. Se disfrutan sí o sí. Vinos complejos pero aún así amables e interesantes.
Debo admitir que en este punto mis sentidos estaban tan alerta y la charla fluía tan bien que me olvidé de seguir escribiendo. Si mi memoria no falla…
La Rueda de la Fortuna 2018: Corte de Refosco (uva del Friuli, límite con Suiza) Tempranillo, Malbec y Petit Verdot. 18 meses de barrica. Cada varietal fermenta por separado, luego se realiza el corte y ensamblado previo pasar a botella.
De color rojo intenso, destello ladrillo. Un maremagnum de aromas que van desde fruta madura como mermelada, higos y uva pasas, elegante y poderoso. Buena acidez. Ideal para beber solo, de a poco, tiempo al tiempo. Vale la pena.
El Ermitaño 2018: También cuenta con 18 meses de paso por barrica y, en este caso, el corte está compuesto por Cabernet Franc y Malbec.
Tiene todo lo bueno de cada varietal en su expresión justa. Se banca varios años más de guarda. Impecable. ¡Encantó a todos!
(*) Sommelier
Distribuye en Córdoba: Vinitos de los Buenos. Teléfono (3541) 153-46585.