Anoche estuvimos en el Wine Tour de Lujo del Hotel Sheraton, con los grandes vinos de Viña Cobos. Fue un wine tour algo atípico (pues en noviembre ya había terminado la temporada 2011), un verdadero “bonus-track” para 40 invitados exclusivos. En la oportunidad, la prestigiosa bodega mendocina (propiedad del matrimonio argentino Marchiori & Barraud, en sociedad con el famoso winemaker californiano Paul Hobbs) presentó algunas de sus mejores etiquetas.
La recepción comenzó apenas ingresamos al salón, con unos aperitivos en forma de “variedad de horse-d´ouvre”; donde se lucieron las bandejas de sushi (muy fresco) y los sabrosos bocaditos calientes (espectaculares la mini-cazuela de cabrito con papas y las brochetas de mollejas, hongos y tomates cherry). Para acompañar estos bocadillos se sirvieron dos vinos de la línea básica de la bodega: Felino Chardonnay 2009 ($70) y Felino Merlot 2010 ($70). Ambos son productos de estilo internacional, muy elegantes y de buena tipicidad varietal. Combinaron adecuadamente con los aperitivos, sobre todo el delicado y agradable Merlot.
Luego de una larga recepción -quizás demasiado- pasamos a las mesas, dispuestos a regocijarnos con los creativos platos del chef Luis Salguero. Como siempre, los panes caseros fueron una tentación difícil de evitar, así que sucumbimos ante ella inmediatamente.
Ya cómodamente sentados, arrancamos con el primer tiempo que fue una “sopa fría de berro e hilos de crema servido con ancas de rana sobre compota de tomate”, un refrescante plato veraniego, de sabores sumamente delicados. Para acompañar este paso del menú se presentó el Bramare Marchiori Chardonnay 2010 ($175). Este vino es un atractivo blanco fermentado y criado en barricas; de aromas complejos (vainilla, humo, especias, manteca), con una boca voluminosa de balanceada acidez y notable presencia de la madera. Si bien la combinación fue agradable, me parece que el vino fue más y “tapó” un poco los sutiles sabores del plato servido.
La cena continuó con un “magret de pato en compañía de tarta tatin de naranjas e higos en su salsa”, un plato de sabores definidos y con una sugestiva combinación agridulce. Para escoltar este segundo paso se sirvió el Bramare Cabernet Sauvignon 2008 ($150). Este vino es sin dudas uno de los íconos de la bodega, además de ser -a mi entender- uno de los mejores exponentes de la variedad en la Argentina. Estamos en presencia de un tinto verdaderamente seductor en nariz, con profundos aromas especiados y minerales, en delicada armonía con las notas del roble. En la boca es sabroso, tiene un paso ágil, taninos firmes -pero nada secantes- y una larga persistencia. El maridaje fue correcto, aunque nuevamente el vino se lució por sobre la comida, debido a su intensa personalidad.
El tercer tiempo fue un “Lomito de cordero con espuma de hongos silvestres y sofrito de habas y espárragos”; un plato de estilo clásico, con gran sazón y la carne del cordero en un excelente punto de cocción. ¡¡Notable preparación!! Para este plato se eligió un vino acorde, el Bramare Marchiori Cabernet Sauvignon 2008 ($275). Qué decir de este vino increíble, gran representante del cepaje, elaborado con uvas de uno de los viñedos más antiguos y reputados de Mendoza. Es un tinto de aromas extremadamente complejos (frutas maduras, especias dulces, pimienta, tabaco, regaliz, cuero), soportado por una boca madura y muy sabrosa, de taninos firmes pero delicados, acidez calibrada a la perfección y larguísima persistencia. Aquí el maridaje funcionó de maravillas, pues las intensidades del plato y del vino se acompañaron sin superponerse ¡Verdaderamente exquisito!
Finalmente, los postres fueron dos preparaciones originales y muy ricas: primero una refrescante “granita de limas y albahaca con aromas de oliva” como para limpiar la boca y luego una “panna cotta bicolor sobre galleta de cacao”. Aquí se sirvió un espumoso de otra bodega, pues Viña Cobos no elabora este tipo de vinos.
La cena culminó con las tradicionales salutaciones navideñas y el brindis de fin de año. Además, Nicolás Costantini (director de Alimentos & Bebidas del hotel) nos adelantó algunas novedades para el año próximo, que por discreción no podemos revelar.
Entre café, chocolates y animada charla con amigos, la velada se estiró hasta casi las dos de la madrugada. Allí nos fuimos con el placer de haber degustado grandes vinos argentinos, en compañía de buena comida y mejores amigos. Esperamos que el verano pasé rápido, para volver a reunirnos en marzo en otro nuevo Wine Tour.